3 jun 2025
Hoy estamos rodeados por los avances provocados en los últimos veinte años por la sostenibilidad. El coche eléctrico era imposible (o un invento escondido por las petroleras en la película Agárralo como puedas 33 1/3), las energías limpias no podrían ser rentables; los productos ecológicos no tenían espacio en los lineales; los edificios no incorporaban estándares de eficiencia energética por defecto; los bancos no tendrían en cuenta criterios de sostenibilidad o las aseguradoras no sabían de cambio climático... piense en lo que le rodea y verá los cambios. También en el sector de la moda; avances en materiales, en modelos de negocios, descarbonización, circularidad, biodiversidad, cadena de suministro, integración criterios ESG en las estructuras de gobernanza… El avance en sostenibilidad no se ha librado del escepticismo; lo ha atravesado.
¿Y dónde estamos ahora? Los datos de Shaking Sustainability in the Fashion Business 2025 son claros: se mantiene la estructura de compromiso. El 88% de las empresas cuenta con políticas de sostenibilidad aprobadas por su consejo, el 73% tiene una comisión delegada, y el 82% ha evaluado sus riesgos ESG. A pesar del contexto geopolítico y regulatorio, las estructuras se consolidan.
Sin embargo, no todo avanza a la misma velocidad. La conexión con el consumidor es frágil. Solo el 12% de las empresas ofrece trazabilidad completa del producto, el 40% destaca los atributos sostenibles en punto de venta y las campañas de sensibilización caen. Más que tener un problema de narrativa, existe una ausencia de métricas comunes, dificultad para comunicar sin ambigüedades, presión por evitar el greenwashing y ausencia de marcos reguladores plenamente armonizados. El resultado ha sido una brecha de confianza: los consumidores de hoy en día se enfrentan con dificultad a la distinción de qué prácticas son sostenibles, cuáles no, y en base a qué criterios.
¿Qué implica esto hacia el futuro? Que los retos son tan evidentes como los riesgos y las oportunidades. A corto plazo, el foco debe estar en clarificar las estrategias, profesionalizar los datos y acelerar la adopción tecnológica. A largo plazo, será esencial recuperar la confianza: conectar lo que se hace con lo que se percibe. Contamos con los ingredientes clave: materiales avanzados, innovación tecnológica, trazabilidad, inteligencia artificial, métricas de impacto... La verdadera oportunidad radica en su integración estratégica bajo un propósito común.
El avance en sostenibilidad no se ha librado del escepticismo; lo ha atravesado.
El cambio no se ha detenido; simplemente avanza a un ritmo desigual. Como en tantas otras transiciones industriales, acertar con la velocidad adecuada, con el grado de ambición, de inversión o de implantación tecnológica será lo que distinga a los negocios exitosos. En sostenibilidad, ahora es cuando debemos afinar la estrategia, reforzar capacidades y avanzar con mayor claridad y coherencia. El momentum regulatorio nos da tiempo. Es el momento de aprovecharlo.

Alberto Castilla
Socio responsable del área de Sostenibilidad de EY España
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